El auge de la tecnología en las últimas décadas ha supuesto un mundo cada vez más conectado a Internet, con el incremento de datos compartidos y descargados a través de la red que ello supone. Este aumento del flujo de datos atrae a cada vez más ciberdelincuentes, cuyo número de sospechosos ha crecido considerablemente en los últimos años. Es común que en las detenciones de estos sospechosos se incauten dispositivos tecnológicos que puedan contener pruebas para un delito, y es aquí donde entra en juego la informática forense, cuyo objetivo es la aplicación de técnicas científicas y analíticas especializadas en infraestructuras tecnológicas (como pueden ser ordenadores, smartphones, servidores o la red) que permiten identificar, preservar, analizar y presentar datos validos dentro de un proceso legal.
